Es interesante poder sentarse con un jugador que ha vivido del baloncesto y que tras retirarse se ha dedicado a una profesión que a mí también me da de comer, pero que me sigue planteando dilemas éticos, como es el marketing.
Dicen que de casta le viene al galgo, y no lo digo porque ahora también tenga uno de estos mamíferos como animal de compañía. De familia de basquet y viviendo ese camino que lleva de la ilusión al recibir una nómina por practicar este deporte.